En un entorno donde el consumo es cada vez más digital y precoz, hablar de dinero en familia ya no es una opción, sino una responsabilidad que forma carácter, autonomía y criterio.
Enseñar a los niños a manejar el dinero no se trata solo de ahorrar monedas en una alcancía. Es una práctica que, cuando se inicia en casa, puede marcar la diferencia en su relación futura con el consumo, la planificación y la toma de decisiones. Según especialistas consultados por El Comercio y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), la educación financiera infantil debe comenzar desde los primeros años, adaptándose a la madurez emocional de cada etapa.
Entre los 6 y 8 años, los niños ya pueden comprender transacciones simples, como intercambiar objetos o comprar golosinas con su propio dinero. En la preadolescencia, es posible introducir conceptos como ahorro para metas específicas, mientras que en la adolescencia se puede hablar de presupuestos, intereses y planificación a largo plazo.
La SBS ha desarrollado materiales educativos para familias, como la guía “Torito siempre listo”, que plantea preguntas clave: ¿Qué es una necesidad y qué es un gusto? ¿Cómo ayudo a planificar los gastos en casa? ¿Qué son las entidades financieras? Estas herramientas buscan que el aprendizaje sea cotidiano, lúdico y vinculado a valores como la honestidad, el esfuerzo y la solidaridad.
Los expertos recomiendan que los niños cometan errores financieros en entornos seguros, como gastar toda su propina y luego reflexionar sobre las consecuencias. “Equivocarse es parte del aprendizaje”, señala el portal Viviendo en Confianza de MAPFRE. Lo importante es acompañar con guía, sin resolver por ellos, para que desarrollen criterio y responsabilidad.
Apuntes de Familia / 22/09/2025