Más allá de su efecto estético, los espacios ordenados ayudan al bienestar emocional de quienes los habitan. Cuatro expertos comparten sus recomendaciones para restablecer el equilibrio con la casa y los objetos en 2023.
Alguna vez un colega del trabajo me invitó a pasar unas semanas en su casa mientras él y su familia hacían un viaje al exterior. Mi única responsabilidad era regar las plantas de su jardín y poner agua limpia con azúcar para los colibríes.
Su apartamento era un lugar que duplicaba el tamaño del mío, pero albergaba la mitad de los objetos que yo tengo. Al principio, esta “falta” de cosas me sorprendió, pero luego fui descubriendo un sentimiento de tranquilidad que me hacía sentir relajada física y mentalmente.
Muchas veces no somos conscientes del impacto que tienen los espacios ‒casa, oficina, área de estudio‒ en nuestro estado de ánimo. La cantidad de objetos, la forma como los tenemos dispuestos y hasta el uso que les damos pueden ser causa y a la vez efecto de cómo nos sentimos interiormente. Al menos eso plantean los expertos.
El impacto psicológico del desorden
Ser desordenado puede parecer un tema de poca trascendencia, pero cada vez hay más evidencia de que la falta de orden en los espacios físicos tiene un impacto en la salud mental de las personas.
Joseph Ferrari, profesor de Psicología en la Universidad DePaul, en Chicago, junto con su colega Catherine Roster, profesora de Marketing en la Universidad de Nuevo México, han estudiado desde hace varios años el tema del desorden desde el punto de vista psicológico.
Según ellos, el desorden es “la sobreabundancia de posesiones que crea caos y un espacio de vida desorganizado”. De hecho, los investigadores han trabajado con expertos del Institute for Challenging Disorganization ‒ICD‒, que reúne a organizadores profesionales en Estados Unidos y sus clientes.
Ferrari y Roster crearon una encuesta de 18 preguntas para evaluar el impacto del desorden en cuatro áreas de la vida de las personas: habitabilidad del espacio, impacto en la salud mental, relación con otras personas y bienestar financiero. Sus hallazgos son contundentes.
“Encontramos que mientras más desorden tienen las personas, más bajo es su bienestar psicológico. Mientras más desorden sientes menos equilibrio y menos capacidad de interactuar con la vida ‒señala Ferrari‒. El desorden impacta en el estado anímico y hace que las personas propendan a enfadarse o preocuparse más”.
Incidencia en la salud mental
Según sus investigaciones, las personas desordenadas tienden a ser negativas acerca de sí mismas y dudan en su toma de decisiones. Además, son propensas a comer en exceso y a tener estilos de vida no saludables. En general, los desordenados en exceso tienen una menor calidad de vida y reportan no estar felices.
Y es que el desorden, además de afectar la salud mental de las personas, también puede afectar su bolsillo. “En Estados Unidos, las personas tienen en promedio más de siete mil dólares de desorden ‘no-usado’, de cosas que compraron y no utilizan”, agrega el académico.
¿Por qué ordenar es tan difícil para algunas personas? Existen varias razones por las cuales mantener el orden puede resultar emocionalmente estresante. De acuerdo con Ferrari, los recuerdos dolorosos o placenteros que nos traen los objetos, el conflicto entre quienes toman decisiones en la casa, la falta de tiempo y de recursos son algunos de los motivos más frecuentes que exponen los más desordenados.
“Cuando llegó la pandemia y todo el mundo estuvo confinado en sus casas, mi colega y yo pensamos que las personas iban a ordenar, pero a pesar de tener el tiempo, no lo hicieron. Encontramos que cerca de un tercio de las personas ordenó, pero otros dos tercios no lo hicieron. En otras palabras, la falta de tiempo es una excusa”.
¿Por dónde empezar?
Existen diversas corrientes que dictan cómo se deben ordenar los espacios. Desde los minimalistas, que abogan por una reducción a lo esencial en cuanto a la cantidad de objetos, pasando por la escuela norteamericana, centrada en la estética, los sistemas de almacenaje y las etiquetas, hasta el Döstädning, un concepto de origen sueco que se refiere a ordenar las cosas antes de morir.
Actualmente, quizás la figura más reconocida en el mundo de la organización es la japonesa Marie Kondo, quien logró poner este tema de moda con la publicación de su primer libro La magia del orden, en 2014. Su método KonMari ya ha sido desarrollado en cuatro libros, de los que ha vendido más de 11 millones de copias en cuarenta países, y hasta tiene su propia serie en Netflix.
Lina María Pinzón, la primera consultora colombiana certificada en 2018 con la japonesa en Nueva York, asegura que este método se puede ver como una herramienta ‒con un paso a paso probado y muy claro‒, pero también como una filosofía para tener la casa (y, por qué no, la vida) organizada.
“Ordenar no es solo poner las cosas en su lugar, sino restaurar el equilibrio entre las personas, los objetos y la casa donde viven ‒señala‒. No es perfección, no es deshacerse del desorden, es restablecer constantemente el balance”.
Según Pinzón, la filosofía detrás de este método de organización se puede resumir en dos simples pautas: “Lo que dejes en tu casa debe conectarse con lo que te da alegría, y lo que se va, se va con agradecimiento por el servicio que te prestó o por haberte enseñado algo sobre ti mismo”.
Una mente clara y enfocada
Para Tracy Arango, también consultora certificada en el método KonMari y quien junto con Pinzón conforman el proyecto Las Ordenautas, tener un espacio organizado en casa es clave a fin de tener una mente clara y enfocada para tomar las mejores decisiones en los demás espacios de la vida.
“Los espacios organizados brindan una claridad mental impresionante. Hay lugar en la agenda, hay espacio para sentirse de mejor manera, pensar de forma más clara, buscar mayores posibilidades, la creatividad y la resolución, y para crear vínculos”, agrega.
La manera en que tratamos nuestros espacios y nuestras posesiones se conecta con nuestro bienestar personal. “No importa si está por colores, si está de arriba abajo, si hay 20 o 100… Lo importante es cómo te relacionas con la materialidad que te rodea, porque al mismo tiempo eso habla de cómo te relacionas contigo mismo y con los demás, incluida la naturaleza”, comenta Arango.
Para estas consultoras, el método KonMari va más allá de la organización de espacios y también ayuda a ver la vida en términos de recursos. Las Ordenautas lo invitan a considerar que la organización adecuada del tiempo, del dinero, de la atención, de la energía y hasta de las emociones ayuda a vivir el día a día con más conciencia y plenitud (véanse recuadros).